Tabakalera inaugura Topalekuak, una muestra que surge en el marco de las celebraciones del centenario de Eduardo Chillida, y que propone un espacio de diálogo entre la obra del artista vasco y las prácticas artísticas contemporáneas. En línea con el compromiso del centro con la creación contemporánea, la propuesta expositiva nace con la intención de explorar nuevas perspectivas en torno a cuestiones fundamentales de la obra del artista donostiarra desde la práctica artística actual.

La estrecha colaboración con la familia Chillida, con el equipo del Museo Chillida Leku y con la Fundación Eduardo Chillida - Pilar Belzunce ha sido esencial para la realización de esta exposición, brindando un acceso privilegiado a la obra, los escritos y el archivo de Eduardo Chillida.

De este modo, y bajo la curaduría de la comisaria e investigadora Soledad Gutiérrez, Tabakalera ha invitado a artistas de diferentes disciplinas, tanto locales como internacionales, a sumergirse en la obra artística de Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) para crear nuevas piezas que dialogan con su trabajo. La muestra cuenta con obras de Elena Aitzkoa, Josu Bilbao, Laia Estruch, Sheroanawe Hakihiiwe, Juf (Bea Ortega Botas y Leto Ybarra), Christian Salablanca Díaz, Marianna Simnett y del propio Eduardo Chillida.

El título Topalekuak hace referencia, por un lado, a la serie "Lugar de encuentros", realizada por Eduardo Chillida entre 1964 y 1974, compuesta por grandes construcciones de hormigón suspendido en las que Chillida, partiendo de la arquitectura de los antiguos lavaderos, reflexionaba en torno a la circulación del agua. Al mismo tiempo, nos remite al momento en que la intuición se convierte en certeza y que el propio artista definía como "encuentros" con las ideas. Por otro lado, cabe destacar que Chillida seguía el método de 'dibujar con la mano izquierda' para evitar depender de su habilidad y conocimiento previos. Esto le permitía dejar que sus emociones y sensibilidad guiaran su trabajo

Esta práctica, similar a lo que hoy llamamos escucha activa, se centraba en la relación con los materiales y en sensaciones y percepciones. Chillida decía: "La experiencia se orienta hacia el conocimiento. La percepción hacia el conocer". Esta idea, que cuestiona la acumulación de conocimiento, inspira muchas de las propuestas de la exposición. Estas estarán acompañadas por dos piezas de pequeño tamaño realizadas en yeso por Chillida, homónimas a las de la serie 'Lugar de encuentros', que darán la bienvenida a los/as visitantes en la sala de exposiciones.

La exposición busca, por tanto, generar un espacio de reflexión en torno a la intuición como elemento de búsqueda, la conexión con el lugar y otras formas de conocimiento más sensibles y sensoriales como metodologías de trabajo. En este espacio, se crea una conversación entre una serie de propuestas artísticas, cuatro de ellas nuevas producciones realizadas específicamente para la muestra, que se abren a reflexiones más amplias en torno a la materialidad, los procesos de trabajo y la forma en la que nos relacionamos con los contextos que habitamos.

Diálogos con Chillida

En el conjunto de elementos escultóricos asàska, Josu Bilbao (Bermeo, 1978) explora los fenómenos fonético-acústicos del habla, como el acento y la entonación, relacionándolos intuitivamente con la escultura. En Topalekuak, Bilbao crea volúmenes escultóricos a partir de vaciados de prendas de ropa que funcionan casi como cuerpos. Estos volúmenes, como el euskera, carecen de raíz conocida, permitiendo la imaginación y el relato. El traslado de estas obras desde su estudio en Artxanda (Bilbao) al espacio expositivo las transforma en instalaciones que reflejan el paso del tiempo y los efectos naturales. Esto invita a reflexionar sobre lo colectivo y el papel de la oralidad en la memoria y la transmisión cultural.

La instalación Sokasalto de Juf [Beatriz Ortega Botas (Oviedo, 1990) y Leto Ybarra (Madrid, 1991)] con cuerda, motor y metacrilato, es una investigación práctica que fusiona cuerpo y lenguaje. A través de la puntuación poética como herramienta, exploran cómo el lenguaje puede arraigarse y afectar un espacio específico, y cómo se desarrolla un discurso anclado en tiempo y lugar. La obra creada para la exposición es una comba motorizada que, cada vez que toca el suelo de la sala de exposiciones, traduce los signos de puntuación en ritmo. Este artefacto invita a reflexionar sobre la presencia corporal y los factores de poder que influyen en el lenguaje, ofreciendo una exploración profunda de la relación entre ritmo, espacio y significado.

En Maqueta para Homenaje a Hokusai (1991), Eduardo Chillida reflexiona sobre el potencial transformador de la escultura en relación con el espacio, que invita al/la espectador/a a transitarlo. En esta obra, la materia toca la tierra y la gravedad se manifiesta con el peso de los planos verticales, en contraste con los Proyecto Lugar de Encuentros (1972 y 1973), concebidos para suspenderse en el aire y levitar. Esta dualidad en el trabajo de Chillida aborda no solo aspectos espirituales y místicos, sino también la relación con los elementos naturales circundantes, destacando su capacidad para definir espacios de contemplación e introspección.

Sheroanawe Hakihiiwe (Sheroana, Venezuela, 1971) es un artista venezolano afincado en Pori Pori, una comunidad yanomami en el Amazonas. Desde los años noventa, su obra se ha centrado en rescatar la memoria oral, cosmogonía y tradiciones ancestrales de su pueblo. En Topalekuak, presenta una serie de dibujos que revela una cosmovisión profunda, donde el carácter espiritual de animales, ríos y plantas se entrelaza en una narrativa sagrada, destacando la conexión esencial con la naturaleza.

Elena Aitzkoa (Apodaka, 1984) trabaja desde el valle alavés de Zarandona, donde el eco resuena entre los bosques y el río para hablarnos desde allí de la experiencia del propio cuerpo al sentir el vacío. Sus esculturas integran elementos naturales con un enfoque sensorial y poético. Un proceso de trabajo que ha estado marcado por la búsqueda de "la imagen en el reflejo", y que ha partido del lavadero de Apodaka para construir un paisaje atravesado por el transcurrir del agua que resuena en el espacio de exposición. Un paisaje que evoca la presencia de seres que son invocados mediante los dibujos y los restos naturales que forman parte de las propias esculturas.

Laia Estruch (Barcelona, 1981) recupera en Sibina (2019) los viejos bebederos de animales que activa a través de la performance para transitar de un estado terrenal a otro más acuático, guiado por un poema en el que construye un relato basado en la tradición oral, protagonizado por diferentes figuras femeninas. A través de la transformación de los movimientos del cuerpo y de la voz en relación con el agua y las propias esculturas, el proyecto busca editar una serie de cantos espirituales para engendrar un ritual que nos lleva a la sustancia de la naturaleza humana y su entorno.

Las piezas que conforman Con las palmas de las manos, con las plantas de los pies (2024) de Christian Salablanca Díaz (Guararí, Costa Rica, 1990) exploran la activación de la memoria mediante la vibración. Utiliza instrumentos musicales simples que unen tradiciones sonoras del País Vasco y Centroamérica. Estos instrumentos funcionan como objetos escultóricos que no solo hablan del encuentro entre culturas, sino también entre especies. Reflejan la coexistencia de plantas con humanos e insectos que alimentan, sugiriendo el posible papel mediador de las plantas en los conflictos que equilibran el mundo natural.

En este proceso, los dibujos vegetales (1946-1951) de Eduardo Chillida destacan al revelar su deseo de explorar la naturaleza mediante la observación activa y el dibujo. Formas botánicas flotan en el espacio, abstractas de su contexto, como los objetos escultóricos de Salablanca Díaz o los entes naturales de Sheroanawe Hakihiiwe. Este impulso de conocimiento se refleja en las series Lurra [Lurra G-246 y Lurra 81, (1983)] y Óxidos (Óxido 42, 1979) de Chillida, donde emplea tierra en vez de hierro y hormigón, a las que modifica la escala para crear monolitos más pequeños. La cocción y los pigmentos influyen en el resultado final, a menudo incontrolable para el artista.

Blue Moon (2022) es una instalación audiovisual donde Marianna Simnett (1986) presenta una figura femenina, una Athenea contemporánea atrapada en un bosque azul tecnicolor. Su cuerpo se transforma sin cesar mediante un algoritmo de inteligencia artificial. Una naturaleza saturada que no busca ser romantizada, sino ser un espacio de reflexión crítica sobre la tecnología en todas sus formas, desde los procesos artesanales hasta aquellos generados por ordenador.

Programa de actividades

Tabakalera ha organizado un amplio programa de actividades en torno a la exposición.

• 20 de junio: 19:30 Performance de la obra Sibina a cargo de la artista Laia Estruch.
• 11 de julio: 19:00 Visita guiada con la directora del Museo Chillida Leku, Mireia Massagué.
• 20 de julio: 12:00 Visita guiada con el director de desarrollo del Museo Chillida Leku, Mikel Chillida.
• 4 de octubre: 19:00 Activación de la pieza Sokasalto por Juf (Bea Ortega Botas y Leto Ybarra).
• 5 de octubre: 12:00 Visita guiada con la comisaria de la exposición Soledad Gutiérrez.
• 5 de octubre: 13:00: Acción cantada "Toda la noche ha llovido fuera" por la artista Elena Aitzkoa
• 5 y 26 de septiembre: Arte-makina, curso de acercamiento al arte contemporáneo con la responsable de Educación e Investigación del Museo Chillida Leku Nausica Sánchez, y Kanpoko bulegoa, un obrador artesanal de pensamiento aplicado en torno a la cultura rural y el territorio.
• 3 de julio - 2 de octubre (excepto 31 de julio): Los miércoles cada dos semanas, visitas dialogadas a las 18:00 en castellano y a las 19:00 en euskera.
• 13 de julio, 24 de agosto y 14 de septiembre: Kameleoiak gara! Taller de arte en familia.